jueves, 6 de junio de 2013

A Dios rezando pero con el mazo dando

Ahora que parece que la peque de la familia está asumiendo más o menos de buena gana que tiene que dormir sola, la mayor lo desasume.

La mayor duerme (dormía) sola desde los seis meses, mes arriba mes abajo. Cuando cumplió el año la pasamos a su habitación. Y salvo algunas noches que se ha levantado mil una veces a pedir pipi y agua, lo normal era que llegada la hora, acostarse y dormir fueran a la par.

Y yo pensaba que cuando convenciera a la chica de que una vez en su cuna tiene que dormirse sola, iba a poder disfrutar de románticas veladas con mi churri, un par de copas de vino viendo algún buen programa en la tele o manteniendo una interesante conversación. 
Pero parece que es verdad eso de que los niños ni son robots, ni vienen con manual de instrucciones ni con el codiciado botón on/off. Así que ahora acuesto a la chica (que se duerme sola y sin rechistar) y tengo que dormir a la grande (acostándome con ella)

Y se me ocurrió la idea de que ya que nos acostábamos juntas, podría enseñarle algunas oraciones. Empezamos con el "Jesusito de mi vida" y el "Angel de la guarda", que ya se las sabía del cole. Luego agregamos el "Padre nuestro". Y así seguimos hasta que ahora, además de las mencionadas rezamos el "Ave María" y el "Gloria". Estas dos últimas además tengo que cantarlas.

El otro día quise que rezara sola para escuchar si se las sabe bien o no. Y las iba rezando, y yo mientras pensaba en lo orgullosas que estarían las monjas de mi colegio si la vieran. La hija de su alumna, con cuatro años y rezando ya cuatro oraciones de carrerilla. 
Llena de orgullo estaba cuando, terminando la niña el "Ave María" la escucho:
...Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pescadores, y líbranos del mar. Amén.
Tampoco vamos a pedirle peras al olmo... Y me parece tan gracioso que ni la he corregido.

Después de las oraciones le explico que vamos a dar las gracias al Señor por todo lo que tenemos. Y empiezo con la retahíla de gracias: porque tenemos ojos para ver, piernas para andar, comida para comer, juguetes para jugar...Y a esto último me responde: mamá, eso mejor darle las gracias a Papá Noel, no? 

Y ya no estoy tan segura de lo que pensarían las monjas de mi colegio si vieran rezar a mi hija...

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