domingo, 26 de mayo de 2013

Cuestión de tiempo

Hay quien me pregunta que cómo lo hago. Para estar igual que siempre, dicen. Se refieren a gual que antes de haber parido a mis dos churumbelas.

A ver, que yo se que igual igual, no estoy. La Pre-yo (yo antes de-ser mamá) no hubiera sido capaz de salir de casa sin lentillas ni haberse pasado un peine por la cabeza. Sin su rabillo del ojo. Sin su poquito de colorete. Ahora soy capaz de eso y mucho más. Eso sí, mis niñas van repeinás, oliendo a colonia y a la moda. Faltaría más.

Pues qué superficial, pensarán algunos. Pues no. Sólo que yo (antes) muerta que sensilla. Y digo antes, porque eso era antes.

Bueno, a lo que iba. Que cómo lo hago para estar casi igual. No os hago esperar más. Os voy a revelar mi secreto. 

Mi secreto está en el tiempo: el tiempo que no tengo. 
Para explicarme mejor, lo voy a ilustrar con un ejemplo: Imaginen ustedes la hora de comer en mi casa. Siento a las herederas (de la hipoteca) a la mesa. Con sus manos lavás, por supuesto. Les sirvo sus platos, que pongo a la vez encima de la mesa para evitar aquello de a ella se lo has puesto primero! Las proveo de cubiertos y servilletas, y me sirvo yo. Pues no acabo de sentar mi culo en la silla cuando una de ellas me está pidiendo que le corte la comida más chiquitita, por ejemplo. Me levanto, se la corto y me siento.
Empiezo a llevarme la comida a la boca cuando la otra me pide ketchup. Me levanto, le doy el ketchup y me siento. 

Imagínense ese proceso durante toda la comida. ¿No equivale esto a una sesión de step? 

Y pensará alguno de ustedes: pues prepara todo lo necesario encima de la mesa y así no tienes que levantarte. Aunque vaciara todo el frigorífico encima de la mesa, os digo yo que lo que ellas necesitan en ese preciso momento, no está ahí.

Mis niñas duermen la siesta (conmigo) después de comer. No han terminado el postre cuando están medio dormitando encima de la mesa, suplicándome con la mirada que nos vayamos a dormir. Así que con mi plato a medias digo, a tomar por culo. Y nos vamos a dormir. Y si repetimos este proceso a diario, ¿no equivale esto a ponerse a dieta? 

Mis retoñas miran mucho por la figura de su madre.

Si vamos a tomarnos un helado, me tienen entretenida cuidando que el susodicho no termine repartido sobre su atuendo. Cuando se han terminado su helado, van a por el mío, que está casi entero porque no me ha dado tiempo a terminármelo. ¿Y qué madre es capaz de negarle la comida a sus crías??

Pues lo dicho, cuestión de tiempo.

1 comentario:

  1. La prima de periquillo26 de mayo de 2013, 12:26

    Esto no equivale a step, esto equivale a un triatlon por lo menos!!!

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